Saludos, lectores (si es que alguno ha logrado
desengancharse de la música disco de por vida). Hoy nos toca hablar sobre la
HECATOMBE. En efecto, me refiero al último álbum de The Strokes. El trabajo se
titula Comedown Machine y fue lanzado allá por el año 2013. Amigos, he aquí el
final de una carrera. Una carrera musical que dio comienzo de la mano de una
insuperable mezcla de riffs rockeros y que ha acabado abrazada a una repelente
aglomeración de melodías ochenteras propias de algún antro discotequero de mala
muerte. Pongámonos en antecedentes.
Angles había salido a la venta en 2011 y había logrado una
recepción francamente buena por parte del público. Parecía que The Strokes
habían vuelto a la vida, pero no. Los neoyorquinos se decidieron a reanudar las
grabaciones en 2012 bajo el mando y liderazgo de Julian. Comedown Machine fue
moldeado por Casablancas hasta el punto de recordar más a su carrera en
solitario que al resto de la discografía de The Strokes. El resultado de este
trabajo fallido refleja una relación no demasiado sana entre el cantante y las
discotecas de barrio.
El estilo principal y característico de este disco es el
indie pop con influencias disco y derivados. También podemos encontrar algo de
rock y tal, pero bueno, poca cosa, no os preocupéis. En fin.
Vamos allá con la crítica.